viernes, 19 de agosto de 2016

Borboleta



Borboleta veio voando
posou-se na minha aberta mão
mexia ela coloridas asas
eu fiquei olhando
hipnotizando-me teu brilho o dia
borboleta luminosa iluminando
borboleta
bate asas e vai voando
borboleta
obrigado.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Estoy tan cansado...



Tengo sueño, estoy tan cansado, estoy durmiendo mal, todas las noches se me caen los brazos por los agujeros que tiene mi cama. Después paso horas buscándolos,
HORAS,
destapo las frazadas con los dientes y salen sapos luminosos de entre los recovecos, rojos verdes, amarillos, de luces mortecinas azules azuladas. A mi lado manos abandonadas
nadan
entre las olas de las sábanas abatidas por el viento del norte.

A veces
también me pasa, que cuando llueve,
no sé con quién llover, mis lágrimas
caen para arriba
dónde
pasan pájaros nadando y tratan de atraparlas y comerlas. Es terrible
oír
los gritos cuando las cazan, desgarradores, hasta los rayos del sol se estremecen y demora el alba.

Mientras yo buscando, desesperado, cada noche madrugada me hundo en
los barros boreales debajo de Cama,
la mantengo atada bien,
a veces tienta huir
(no está domada… de todo)
pero así me gusta así salvaje,
así galopando así toda la habitación, así así…
con las crines al viento de rayos de lunas, cuidado, huélanlos bien antes de comerlos, algunos están pasos, por ventadas con cortinas atascadas... no son buenos esos,
o están,
verdes o pasados, tengan cuidado.

Mucho cuidado…

Y al fin cuando al fin,
encuentro brazos,
y me abrazan
y me abrazas
y me abrazo
en tibias rojas brazas desbocadas que recorren todo el cuerpo mi cuerpo tu cuerpo nuestro cuerpo y el cuerpo de ella y el de él, cuerpo, y el cuerpo de otra ella y otra y, y, y, y, y todos cuerpos de la noche se iluminan erectos endurecidos duros recalentados
(y
húmedos)
y ahí, recién ahí,
me doy cuenta que no tengo las manos y otra vez a buscar
y es por eso que no puedo,
y es por eso que no duermo
y es por eso, por eso...
que estoy tan cansado.

...

afuera llovizna tiernamente
como cuando esas veces
yo era chico en la casa de mi abuela y a la hora de la siesta afuera
lloviznaba tiernamente.