Su selva siempre dá para más
de lo que podés soñar
negras alas
pestañas de dolor
tarde tiembla en fa el dios del adiós
y la sonrisa de sus piernas
hacía nacer las fieras
que quieren más del mar
y si bebés lo que bebí
ya no volves
después de todas las montañas
no hay otros restos que
el aroma del adiós después del adiós.
martes, 10 de mayo de 2011
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