pero las ruedas se mueven
y el mundo gira en derredor.
¿Qué importa?
Por mi ventana pasan todas las imágenes:
las vías, dormidas sobre piedras,
las casas,
que tienen sus paredes;
que tienen sus ventanas;
que tienen gente, cenando o mirando televisión;
o niños que dormidos, respiran,
en tibias cunas, y madres besándoles la frente
(duerme niño, duerme. Respira,
que ellas guardarán tu aliento en una cajita de oro para siempre).
Y más casas, casas que tienen puertas,
que tienen gatos gordos, que miran con ojos
la luna,
difusa entre nubes con aire de misterio,
y saben todos sus secretos.
O enamorados que se besan para siempre
o se mienten con palabras, amarse menos de lo que saben...
... Enfrente mío, una mujer hermosa
sueña.
El tren está detenido, y yo en él
afuera todo pasa, hasta el tiempo,
la noche sin estrellas, los árboles fríos
y esta pesada atmósfera que espera
una gran tormenta,
que lave las últimas mugres de este invierno viejo...
El tren está detenido, y el mundo le gira afuera,
yo, fijado a él, estático,
hasta la próxima estación,
cuando el mundo se detenga de nuevo.
