El único problema es que a veces anda por ahí, haciendo de las suyas, y no la puedo parar porque se pone muy movediza y no hace caso (es que salio a vos), pero bueno, me enojo por momentos pero después me río y está todo bien.
Los martes a las cinco se pone triste, pero le hago unas cosquillas y ya se le pasa. A veces también se vuela (se ha agarrado la costumbre de volarse) y tira cohetes por el aire y yo ya le tengo dicho que se divierta pero sin molestar a los vecinos, para que no se quejen. Igual al fin siempre vuelve al nido que hizo al lado de la ventana. y ahí se sienta y me mira mientras empolla.
¡Y mira que da gastos! El viernes la tuve que llevar al veterinario para que le ponga el collar, porque sino cuando la saco a la noche vuelve llena de pulgas. Y lo peor es que se sube a la cama y no hay forma de sacarla. Cada cinco minutos la estoy echando pero ni bien me descuido ya se subió de nuevo y me mira con cara de "yonofui" y haciéndose la sonsa.
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