viernes, 2 de mayo de 2008

aire

Estas noches
que me siento en esta silla de mimbre
frente a un tiempo vacío, una pantalla,
un espejo, viendo el cielo pasar
sin apuro, las estrellas. El frío
me invade el cuerpo,
hay,
una alegría sin borde
hay, una inmensa distancia a tí
sin más. Y en la calle soleada
de ésta tarde, una muchacha, y
una tarde azul, un bar, una niña
morada
en sus huesos, que mira, y mira más
y posible silencio. Para no hablar demás.

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